viernes, 15 de agosto de 2008

Malos consejos para niños y adolescentes




No soy de los que añoran la niñez. La infancia no es un lugar agradable para un pibe tímido, automarginado en cada grupo que integró (escuela primaria, secundaria, campamentos, barra brava de Atlanta). Sin embargo, esa etapa de la vida tiene un notable punto a favor: la falta de responsabilidades.




Si tenés entre 5 y 18 años y estás leyendo este blog, y creés que tu vida es complicada porque tenés que hacer la tarea de dibujo o resolver un problema con fracciones, quedate tranquilo que lo que viene es mucho peor. Vos mirás el futuro y decís 'cuando termine con toda esta mierda de materias que no me interesan por fin voy a seguir la carrera que me gusta y me voy a olvidar del movimiento rectilíneo uniforme'. Y no es así.




Del movimiento rectilíneo uniforme te vas a olvidar, y también de la tabla periódica de elementos. Es más, te podría garantizar que no vas a recordar ni los planetas del sistema solar. Pero lo que viene después es esto:




a) Te podés confundir de carrera y elegir una o dos que no te conformen hasta llegar a la correcta. Lo bueno sería darse cuenta rápido del error, porque hay algunos que se percatan a los 4 años o cuando ya llevan 10 años ejerciendo.




b) Cuando encuentres lo que realmente querés, también vas a tener materias que no te gusten en lo más mínimo y te hagan añorar "actividades prácticas".




c) Y al recibirte de lo que realmente es tu vocación viene lo peor: vas a trabajar de eso y lo vas a odiar con toda tu alma.




Este es mi ejemplo: entre los 7 y los 22 años me encantaba ver deporte. Miraba todos los partidos de cada mundial (me desesperaba si por alguna razón trivial como un cumpleaños familiar tenía que perderme un apasionante Irlanda vs. Egipto) y me podía quedar prendido a las peleas del judoca argentino más inútil de los juegos olímpicos.




Hoy, con 10 años laburando como periodista (los cumplí en abril y nadie llamó para saludarme), en pleno Beijing 2008, mi único pensamiento es, por favor, que se termine. Y lo mismo me pasa con el Torneo Apertura, con la Fórmula 1 y con la Champions League. Todo implica más trabajo. Y te digo más: he dejado de hinchar por los deportistas argentinos y por mis equipos favoritos (exceptuando a Atlanta).




Si Juan Martín del Potro gana en Washington, tengo que pasarme un rato largo buscando sobre las grandes rachas de los tenistas argentinos. Si pierde en semifinales, no pasa nada. Si Andrés Romero gana el Abierto del Centro Comercial, hay programas especiales para acompañar ese triunfo. Si el vencedor es un coreano, todo bien. Si River empata 0 a 0, ya tengo todo listo 20 minutos antes de que termine. Si da vuelta un resultado con 2 goles en tiempo de descuento en una hazaña épica, tengo que empezar a correr para cambiar todo lo que hice y me importa un carajo si alguna vez fui hincha de River o si lo sigo siendo.




Ser un profesional de lo que alguna vez te gustó, te lo arruina. Seguí mi consejo: si querés ser periodista deportivo, jugá al loto para ver si podés vivir sin laburar y así volver a emocionarte con el bronce de Paula Pareto.




6 comentarios:

PABLO U dijo...

Yo también fui destruyendo las cosas que me gustaban por involucrarme con ellas. Pero no Joel, este no es el camino, así no vamos a vivir 100 años...

Saludos!

Anónimo dijo...

Soy Peridoste Deportivo. Trabajo en ESPN.
Si alguna vez puedo ejercer la profesion de periodista deportivo les cuento mi experiencia

Random

Princesa Turquesa dijo...

Ay por dios, el MRU casi me cuesta la vidaaa, jamás lo voy a olvidar!

pd: peor es ser periodista deportivo(a) y NO trabajar en ESPN, el 85% de los chismes, no los entendés...

AYE dijo...

Yo vivo como un gran fracaso personal el hecho de que mi hermano haya ingresado a DeporTEA. Acaso no me escuchó putear contra la profesión? O quiere llevarme la contra?

Anónimo dijo...

Te entiendo. Totalmente.Lo que pasa es que no hay que confundir el amor, la pasión o el simple gusto de las cosas de la vida con el laburo. El laburo es otra cosa. Uno lo hace para vivir y pagarse el alquiler y la comida.Hay que hacerlo aunque no tengas ganas. y uno no tiene ganas todos los días. Exceptuando a la gente, por llamarla de alguna manera, que no tiene otros intereses en la vida además del trabajo.( algunos jefes de espn saben de qué hablo, o no.)
besos Ganemos el loto!

Anónimo dijo...

Una persona con tu fino sentido del humor e inteligencia no tendría que vivir solamente cien años, sino doscientos... Pero no es cuestión de abusar.
Lamentablemente, no me queda más que coincidir. Por mi parte, sólo resta decir que muy de vez en cuando se enciende cierta lucecita de placer cuando me llega una respuesta inteligente y emotiva sobre mi trabajo. Muy de vez en cuando, repito, el trabajo da alguna que otra gratificación.