viernes, 29 de agosto de 2008

Denuncia al INADI



Señores del INADI. Me contacto con uds. para denunciar por discriminación a todos los humoristas. El humor, incluso el más sutil, se basa en la discriminación. La gente siempre se ríe del diferente, del ignorante y del que sufre (la imagen de Nelson no me deja mentir). Estos son algunos ejemplos:

  1. Les Luthiers: miles de números discriminantes. El festejado Warren Sánchez les falta el respeto a todos los que creen en pastores religiosos. En "La hora de la Nostalgia", el público se ríe de un cantante de muchos años con un avanzado alzheimer.
  2. El Chavo del 8: ¿Acaso todos los pobres son brutos? Ñoño, el hijo del Sr. Barriga, el capitalista que cobra la renta, es claramente más culto que sus compañeros de origen más humilde.
  3. Los Simpsons: Lo más gracioso es la brutalidad y la torpeza de Homero. ¿Se supone que debemos reírnos del idiota de la clase o del que recibe un pelotazo en los huevos?
  4. Peter Capusotto: ¿Es un tema para la mofa la lucha armada de los años '70? ¿Qué pensará Cecilia Pando de Bombita Rodríguez, que canta "quiero armar con vos una molotov"?
  5. Roberto Fontanarrosa: con los aforismos de Ernesto Esteban Echenique, les tomó el pelo a los que escriben aforismos y a los que los leen. "El que ríe último, y de la desgracia ajena, ríe mejor" escribió una vez, justificándose.


Este es sólo un repaso de los principales herejes que me hicieron y me hacen reír. Hasta ahora, siempre me había sentido bien por tener sentido del humor. Ahora me parece que soy flor de hijo de puta.

viernes, 22 de agosto de 2008

Un perdedor de toda la cancha

Sin tener una conducta compulsiva, a mí me gusta jugar. Tengo mis limitaciones. El pictionary no es para mí. Soy un perro dibujando (incluso dibujando un perro). El "Dígalo con mímica" nunca fue mi fuerte por mi carencia de expresividad. Tampoco tengo una cabeza tan rápida como para ganar en el tutti frutti. Mi cultura general no es tan amplia como para triunfar en el Trivial, más allá de garantizar la rápida obtención de la ficha de "deportes y tiempo libre". Pero mis conocimientos deportivos ni incluyen la práctica de los mismos, que al fin y al cabo son juegos para los que no somos profesionales. He probado con el tenis, deambulé por una cancha de fútbol como cualquiera, hasta ejecuté algunos drives en un link de golf. Cero talento.



A las múltiples incapacidades, hay que agregar que no soy un tipo afortunado. En todos los almuerzos empresariales en los que hubo sorteos de televisores, viajes, órdenes de compra, órdenes de arresto, siempre me quedé con las manos vacías. Ingenuamente, reviso si gané algo en todos los concursos de Clarín: El Truco, la Generala, la Ruta de la Suerte, el Cheque de la Alegría, el Plazo Fijo Loco. Y nada.


No obstante, no me doy por vencido:



1) Me anoté en el Gran DT.



2) Juego en otro Gran DT del sitio http://www.sentimientobohemio.com.ar/, en el que sumo puntos con las actuaciones del plantel de Atlanta.



3) Estoy en un prode familiar, en el que por ahora voy venciendo a primas, tíos y menores de edad, aunque no creo que dure.



4) Tengo un equipo en Managerzone que se mantiene milagrosamente en una cuarta categoría pese a mi falta de dedicación (otro punto a la hora de explicar la escasez de éxitos).



5) Tiro la ropa sucia al canasto preparado para tal fin como si estuviera jugando al básquet (30% de efectividad en cancha, 13 de 73 en lanzamientos de tres puntos).



6) Hoy jugué a unos penales en la página de Fibertel y gané la definición -increíble-, por lo que accedí a jugar un jackpot (tuve tres chances y... perdí, obvio). Pero ojo que entré en el sorteo por un plasma (lo voy a ganar y todo).



7) Deposité unos cupones en la perfumería y entré en un sorteo por un viaje a no sé dónde.


8) Siempre me fijo si gano algo con el "Todo Suma" del Banco Galicia (por ahora, todo resta).



Lo que figura en esta lista es gratis, o sea que lo único que gasto en estos juegos es tiempo. Todo sea porque la llegada a los 100 años se me pase más rápido.

viernes, 15 de agosto de 2008

Malos consejos para niños y adolescentes




No soy de los que añoran la niñez. La infancia no es un lugar agradable para un pibe tímido, automarginado en cada grupo que integró (escuela primaria, secundaria, campamentos, barra brava de Atlanta). Sin embargo, esa etapa de la vida tiene un notable punto a favor: la falta de responsabilidades.




Si tenés entre 5 y 18 años y estás leyendo este blog, y creés que tu vida es complicada porque tenés que hacer la tarea de dibujo o resolver un problema con fracciones, quedate tranquilo que lo que viene es mucho peor. Vos mirás el futuro y decís 'cuando termine con toda esta mierda de materias que no me interesan por fin voy a seguir la carrera que me gusta y me voy a olvidar del movimiento rectilíneo uniforme'. Y no es así.




Del movimiento rectilíneo uniforme te vas a olvidar, y también de la tabla periódica de elementos. Es más, te podría garantizar que no vas a recordar ni los planetas del sistema solar. Pero lo que viene después es esto:




a) Te podés confundir de carrera y elegir una o dos que no te conformen hasta llegar a la correcta. Lo bueno sería darse cuenta rápido del error, porque hay algunos que se percatan a los 4 años o cuando ya llevan 10 años ejerciendo.




b) Cuando encuentres lo que realmente querés, también vas a tener materias que no te gusten en lo más mínimo y te hagan añorar "actividades prácticas".




c) Y al recibirte de lo que realmente es tu vocación viene lo peor: vas a trabajar de eso y lo vas a odiar con toda tu alma.




Este es mi ejemplo: entre los 7 y los 22 años me encantaba ver deporte. Miraba todos los partidos de cada mundial (me desesperaba si por alguna razón trivial como un cumpleaños familiar tenía que perderme un apasionante Irlanda vs. Egipto) y me podía quedar prendido a las peleas del judoca argentino más inútil de los juegos olímpicos.




Hoy, con 10 años laburando como periodista (los cumplí en abril y nadie llamó para saludarme), en pleno Beijing 2008, mi único pensamiento es, por favor, que se termine. Y lo mismo me pasa con el Torneo Apertura, con la Fórmula 1 y con la Champions League. Todo implica más trabajo. Y te digo más: he dejado de hinchar por los deportistas argentinos y por mis equipos favoritos (exceptuando a Atlanta).




Si Juan Martín del Potro gana en Washington, tengo que pasarme un rato largo buscando sobre las grandes rachas de los tenistas argentinos. Si pierde en semifinales, no pasa nada. Si Andrés Romero gana el Abierto del Centro Comercial, hay programas especiales para acompañar ese triunfo. Si el vencedor es un coreano, todo bien. Si River empata 0 a 0, ya tengo todo listo 20 minutos antes de que termine. Si da vuelta un resultado con 2 goles en tiempo de descuento en una hazaña épica, tengo que empezar a correr para cambiar todo lo que hice y me importa un carajo si alguna vez fui hincha de River o si lo sigo siendo.




Ser un profesional de lo que alguna vez te gustó, te lo arruina. Seguí mi consejo: si querés ser periodista deportivo, jugá al loto para ver si podés vivir sin laburar y así volver a emocionarte con el bronce de Paula Pareto.




viernes, 8 de agosto de 2008

Gran Concurso gran


Hace algunos años, en la feria del libro, Roberto Fontanarrosa elogió el gran poder de síntesis que tenía el siguiente cantito: "Cantemos todos que la Boca está de luto que son todos negros putos de Bolivia y Paraguay". Es verdad. En pocas palabras, quedan discriminados los morochos, los homosexuales y los inmigrantes de países vecinos.
La hinchada de Atlanta, creo yo, tiene el cantito con mayor porcentaje de insultos por palabra, y desafío a cualquiera a que lo supere:
"La concha de tu madre All Boys
la concha de tu madre All Boys,
lo' bohemio' te saludan:
la reputa madre que te re parió".
No vale inventar un cantito. Hay que traer alguno real con más puteadas que éste. Si lo consiguen, se ganan una cena en "Uy, nos rompieron el orto", famoso restaurant de Palermo Soho.

viernes, 1 de agosto de 2008

Cartas de los lectores


A lo largo de la semana de existencia que lleva este blog, mucha gente lo ha visitado. Más allá de que el contador diga que hubo 33 visitas, y que 31 fueron mías, no confío en la gente que hace estadísticas. De hecho, he recibido estos comentarios y los quiero compartir.



Joaquín, de Ubeda, dijo: "Si lo que quieres es vivir 100 años, no vivas como vivo yo"


Respuesta: Gracias por el consejo. Igual, ya me había dado cuenta.




Dr. Corsi, de Barrio Norte, escribió: "Hice los cálculos de tu cuenta regresiva para los 100 años y veo que tenés 12. Me encantaría conocerte y darte tratamiento para que llegues feliz a la edad que quieras".


Respuesta: Gracias doctor por la propuesta, pero hizo mal el calculo. Tengo 33 años. Y prefiero la terapia freudiana.




Luciano Benjamín, de Córdoba, comentó: "Yo también quería llegar a los 100, pero ahora hubo un cambio importante en mi vida y ya no estoy tan seguro".


Respuesta: No me decepcione. Somos muchos los que queremos verlo cumplir 100 años ahí donde está ahora, aunque no es que vayamos a llorar si se muere. Eso sí, si ve que hay alguna chance de que Macri sea presidente, mejor apúrese a morirse, porque ya veo que pueden venirse más indultos.





Luis New Town, de San Martín, aconseja: "¿Vos trabajás y querés llegar a los 100 años? La plata no se hace trabajando, pibe. Y dejá a Atlanta, que con Chaca vas a tener más satisfacciones".

Respuesta: Andá a cagar.




M. Gorbán, de Martínez, consulta: "Veo que ha convertido su vida en un reality show y que mucha gente se conecta para saber qué pasa con ud., si sigue vivo o no. ¿Le interesaría participar en el próximo Gran Hermano?".


Respuesta: Dejeme pensarlo. Mi trabajo se parece demasiado a eso de estar encerrado, con cámaras por todos lados, y últimamente también pasa eso de que la gente va saliendo de a una. Tal vez Gran Hermano rinda un poco mejor económicamente. Saco las cuentas y le contesto.




Max Schmeling, desde el más allá, escribió: "Yo me morí a los 99 años y la verdad que me dio por las pelotas no llegar a los 100. Tenía preparada la torta con las velitas bien separadas para que no me pase lo de Narciso Ibáñez Menta en lo de Mirtha Legrand. Espero que vos puedas llegar a los 100".


Respuesta: Gracias por tu deseo, Max.




Julia, de Caballito, comentó: "¿Cómo que querés vivir 100 años? ¿Nada más? ¿Vos me querés matar de un disgusto?".


Respuesta: Bueno má... Dije que quiero llegar hasta los 100, no que me vaya a morir al día siguiente de cumplirlos. (Consejo del blogger: mantengan a sus madres lejos de las computadoras).