viernes, 2 de enero de 2009

Las fiestas en lo de mamá


Mamá se pone nerviosa cuando organiza una reunión. O cuando la organizan sus hijos, que son una extensión de ella. Pero bueno, en su casa es peor. Todo tiene que ser perfecto, y cada uno de los invitados debe pasarlo bien. Paradójicamente, yo la paso mal cuando veo a mi madre ponerse así de nerviosa. Y creo que lo sabe, pero no parece que pueda hacer nada al respecto.


Ella nunca está más de 2 minutos sentada junto al resto. A cada instante debe levantarse para buscar la bebida que falta, la comida que se calentó, la servilleta imprescindible. Si hay diferentes cosas para picar, recita en voz alta qué hay en cada uno de los 15 platos, y cada 20 ó 30 segundos consulta si falta algo.


La comida siempre sobra. Si algún día llegara a quedarse corta, creo que se encerraría a llorar en el baño, y después llamaría al delivery encargando 100 empanadas.


Yo intento ser exactamente al revés, lo cuál no es necesariamente bueno. Tampoco quiere decir que invito gente y los trato como en la Pizzería "Los Hijos de Puta" (Donovan y Camino Gral. Chamizo, Gerli). Pero intento no hacerme malasangre, y si llega a faltar algo, mala suerte, pero estamos entre gente grande.


La ecuación es simple: si la voy a pasar mal, no hago nada. Si hago algo, la paso bien yo también, y si se acaba el agua con gas, podés tomar sin gas. Y si la próxima vez no querés venir, hacete un mechón.


Los que van a venir el 31 de enero, prepárense.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Envidiable tu tranquilidad... Seguí así, no cambies. Esos nerviosismos deben ser cosa femenina... Algo que viene con el ciclo, las hormonas, la maternidad y la menopausia. El primer destinatario de una fiesta es aquél quien la organiza. El 31, date todos los gustos.